miércoles, 20 de marzo de 2013

José Ramón Alcalá: “El arte puede colaborar en la construcción de pequeñas utopías"


El profesor y artista reflexiona sobre el arte y el mundo actual a través de las nuevas tecnologías.

  José Ramón Alcalá, profesor de Bellas Artes en la UCLM.

José Ramón Alcalá, profesor de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, enfocó estas nuevas utopías en la jornada celebrada en la UCLM el pasado 14 de marzo a través del net art. El profesor es un especialista en este ámbito ya que además de ser Catedrático de "Procedimientos Gráficos de Expresión y Tecnologías de la Imagen" en la UCLM, es un artista que trabaja con nuevas tecnologías. También fundó en 1989 el MIDECIANT (Museo Internacional de Electrografía / Centro Innovación en Arte y Nuevas Tecnologías) en el Campus de Cuenca. Tras la jornada “Nuevas Utopías”, José Ramón Alcalá nos concedió una entrevista en la que habló sobre su trayectoria y su valoración del arte hoy en día.


Pregunta: Para ti ¿Qué es la utopía?
Respuesta: Alcanzar mis propios sueños. Soy artista y tengo que darles forma. Es un trabajo que mezcla mis ideales personales y mi ética, con la capacidad de dar forma al mundo, que se supone que es el arte.

Pregunta: ¿Cómo da forma al arte un artista? ¿Cómo evoluciona en el proceso?

Respuesta: He tratado que mis proyectos artísticos tuvieran relación con los nuevos paradigmas de la nueva cultura general en aras de conseguir un mundo mejor y un individuo más feliz. En concreto, soy conocido por ser pionero en las artes digitales. Todo el mundo en el que me muevo está ligado a la creencia en el uso correcto de la nueva tecnología que se pone a nuestra disposición para poder mejorar el mundo y nuestra felicidad. Siempre he estado relacionado con las nuevas tecnologías. Hace treinta años que he tratado de superar este mal comienzo que tiene toda nueva tecnología e ir un poco a lo fundamental, que son mis propias utopías. El arte es algo que tiene que llegar a todo el mundo, el artista tiene que expresarse con más claridad. Debe transmitir mejor, colaborar de manera esencial en la construcción de un mundo mejor. Ese es mi trabajo en lo relacionado con la utopía. 
Sin embargo, nos hemos hecho mayores, hemos entrado en crisis, la sociedad ha abandonado toda conexión con la cultura de antes y ahora estamos llenos de dudas, de incertidumbres y de miedos, incluso. Puede que parte de culpa la tenga la nueva tecnología en la construcción de algo tan complejo. Yo creo que todos estamos sufriendo, porque nos sentimos colaboradores en la construcción de ese nuevo mundo y responsables de haberlo hecho mal.

Pregunta: ¿Cómo está influyendo la tecnología en el arte?
Respuesta: De una manera absoluta y brutal. No hay en este momento, ninguna disciplina artística que no se haya visto afectada por el uso de la nueva tecnología. La nueva tecnología nos ha permitido llevar esta obra de al arte al otro lado del mundo, pasar de lo estático a lo dinámico y hacer de la obra cerrada, la obra abierta. Ha hecho el planeta transparente para poder interactuar con el mundo en toda su globalidad. Éstas son grandes conquistas y no podemos renunciar a ellas. Todo ha quedado afectado por la potencialidad de las nuevas tecnologías.

Pregunta: ¿El arte puede realmente cambiar el mundo?
Respuesta: Como artista no puedo cambiar el mundo, pero puedo tratar de que el arte permita que la gente sea más consciente de que tiene la capacidad de ver las cosas de otra manera. Creo que eso ya es transformar el mundo. Aunque es poca cosa, estaría más cerca de esas pequeñas utopías. Las grandes utopías ya no son alcanzables, pero las microutopías sí que están a nuestro alcance. El arte en este caso, puede colaborar en la construcción de pequeñas utopías, puede hacer a la sociedad consciente y creo esa consciencia reaviva las pasiones y amplifica los poros de la piel. Creo que un individuo que es consciente, que tiene pasión y que está atento a lo que ocurre alrededor no puede fracasar, no puede ser infeliz. En este aspecto, soy positivo en cuanto el papel del arte.

Pregunta: ¿Existe algún ejemplo que simbolice el alcance de esas microutopías?
Respuesta: Hay ejemplos. Algunos nos son tan claramente de acción social. Tienen que ver con la idea de cómo nos vemos. Hay un ejemplo que está a la vanguardia de mi especialidad, que es el Net.art. Dentro de los movimientos del Net.art (que es el arte en, de, por y para la red) hay un aspecto que son los hackers. Esta figura parece estar salido del ámbito de la política, de los movimientos sociales, pero no es así. El hacker es un artista, aunque la Net.art es algo mucho más complejo que va más allá de figuras específicas y la imagen. Algunos artistas nos ofrecen herramientas muy útiles para cosas muy importantes como han sido los movimientos anti globalización, como poner en jaque a las grandes corporaciones que hacían abuso de su poder. Esto se hace mediante proyectos artísticos o por lo menos que son concebidos como arte. Tal vez, he ampliado mucho el territorio de lo que significa el arte, pero es que ése es el dilema actual. Personalmente, esta complejidad me parece que está muy bien porque encaja en una de las máximas más importantes del arte del siglo XX: arte igual a vida. Es decir, llegar a fundir o poner muy próxima la actividad artística con la actividad diaria, con lo que ocurre en la realidad.

Pregunta: Si ya era difícil contestar a la pregunta de qué es el arte, con las nuevas tecnologías se ha añadido una nueva vertiente a este concepto. ¿Crees que estas nuevas herramientas son un lastre o una ventaja?
Respuesta: No hay lastres ni ventajas. El arte, cuando es verdaderamente arte, es contemporáneo, actual y moderno. ¿Qué significa esto? Que trabaja por y para su tiempo. Cada vez que hay una crisis social, cada vez que hay un cambio de paradigmas, cada vez que desmantelamos una cultura para implementar otra, surge un nuevo arte completamente diferente. No es mejor ni peor, ni más evolucionado ni menos, es el arte que le corresponde a su tiempo para explicar cómo era ese tiempo. El verdadero arte es el reflejo de su tiempo. Por ello, en la actualidad el arte no puede eludir qué significa espacio electrónico, ni Internet, ni imagen digital, ni comunicación global. Son consustanciales a nuestra manera de ser. Hoy, el mundo es también lo que vivimos con Internet, lo que experimentamos con  Internet. Por tanto, necesitamos la experiencia de Internet para volver al arte y que nos devuelva una mirada actualizada. Ese es el trabajo.

Pregunta: Eres el creador y director del MIDE, ¿cómo surgió la idea de crear este Museo en Cuenca?
Respuesta: En 1988, yo entré en esta Facultad como profesor asociado porque ya era un artista muy reconocido. Hacía copy-art, fax-art, utilizaba tecnologías. Al año de estar aquí, el rector de entonces Luis Arroyo me llamó y me dijo: “Oye, me he enterado por unos colegas tuyos alemanes y franceses que tú tienes y gestionas unas colecciones de arte que, a lo mejor, podrían venir aquí”. Efectivamente, yo había sido comisario de la II Bienal Internacional de Electrografía, tenía una serie de grupos artísticos funcionando a nivel internacional y tenía colecciones importantes de arte. Así que Luis me dijo: “Móntanos algo. Crea algo para la UCLM, para la Facultad de Cuenca “. Y entonces, se me ocurrió crear el Museo Internacional de ElectrografíaYo no pensaba crear un museo, yo sólo quería mostrar cosas que no se estaban enseñando en los museos ni en las galerías de ese momento, de finales de los años ochenta. Pero sí que tenía interés como profesor, como investigador y como artista en crear un centro de investigación. Entonces, fue el precio que tuve que pagar. Creé el Museo de Electrografía y al cabo de un año, mediante un convenio con Canon España y Canon Europa, metimos un montón de tecnología y creamos el primer taller de arte tecnológico en España que estaba ligado al MIDE. Ésa fue la creación del MIDE y tuvo muchísimo éxito. No tuvo ningún eco en el plano oficial porque pasaron completamente de nosotros, pero hicimos un gran trabajo. Por el MIDE pasaron los artistas más modernos, más radicales, más underground que usaban o querían usar tecnología y vinieron de Japón, de Australia, de Estados Unidos, de Canadá, de toda Europa… Ahora hay casi  4.500 obras, muchas de ellas producidas en los propios talleres del MIDE. Hubo un momento de esplendor: la Comisión Europea lo recomendó como un centro ejemplar, la Universidad estaba encantada… pero ponía muy poquitos recursos. Todo lo sacaba yo de la chistera. Y entonces, llegó un enfrentamiento político: la Diputación quiso hacerle una “vendetta” a la Universidad y la cabeza de turco fue el MIDE. Es decir, de la noche a la mañana, nos llegó una nota de la entonces Presidenta de la Diputación de Cuenca, que además era la dueña del edificio donde se alojaba el MIDE y el Vicerrectorado la Universidad, diciendo: “Mañana hay que desalojar, el edificio es nuestro. La Universidad se va a la calle”. El periplo de las obras fue tremendo porque en un día no nos dio tiempo a pararlo todo. Las colecciones fueron de aquí para allá en malas condiciones y se nos estropearon muchas de ellas. Después de doce años, hemos conseguido tener un poco de estabilidad con los talleres, con los almacenes, las obras están a disposición de la gente, hay una página web, estamos reordenado todas las colecciones…En fin, el proyecto es muy ilusionante pero hace dos años nos paralizaron los presupuestos y el taller por la crisis. Nos han quitado los becarios, los investigadores, el presupuesto… El MIDE es otra de lasvíctimas de esta terrorífica situación que estamos viviendo, pero el proyecto está ahí y nosotros seguimos vivos.

Pregunta: ¿Crees que se volverá a abrir?
Respuesta: Si tuviéramos un edificio sería posible, pero alguien nos tiene que ofrecer un espacio donde poder colgar las obras, donde poder mostrar las cosas. En la red sí que estamos. Estamos trabajando con la web haciendo una asociación y poniendo todo a disposición de los investigadores y del mundo en general. Estamos reescribiendo, porque esto es muy importante, estamos poniendo en valor la colección porque hay que tener en cuenta que el arte conforme va pasando el tiempo va determinándose si va a pasar a la historia o no. Nadie sabe de lo que estamos produciendo, lo que quedará para la historia y lo que no. De hecho, el arte que consideramos maravilloso es el que estaba despreciado a fecha de estar vivos esos pintores, entonces hoy nos pasa lo mismo con la colección. Emites una colección espectacular hecha a tope de riesgo, es decir, apostamos por lo que nadie quería, apostamos por las prácticas más experimentales y más revolucionarias. Estamos poniendo en valor y nos damos cuenta de que hay un porcentaje pequeño pero que es muy importante, y que si sabemos hablar de él, de esa pequeña porción de obras que asesoramos en nuestra colección, probablemente podremos aportarle a la historia del arte de la segunda mitad del siglo XX materiales inéditos que no se contaban. Esa es nuestra pretensión en estos momentos. Es verdad que el porcentaje es pequeño, pero de cuatro mil y pico obras un diez por ciento son cuatrocientas obras, que es mucha obra. Mucha obra hecha por japoneses, por alemanes, por americanos… Que lo que tenemos que saber hacer, y aquí dependerá nuestra inteligencia y sabiduría, es escribir bien esta historia, decir exactamente por qué consideramos que es importante. Que esas obras que están ahí y son desconocidas, por qué son importantes. No son desconocidas para los especialistas, para ellos son muy conocidas, pero son desconocidas para el ambiente en general, porque nadie ha escrito una historia del arte de estas cosas. Y ese es nuestro trabajo ahora, es un trabajo ilusionante, que nos apasiona y que en el fondo es lo único que podemos hacer a coste cero, que es lo que hay. Pero ahí estamos, utopías.  

Más info: http://otrosprincipiosuclm.blogspot.com.es

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